lunes, 13 de abril de 2020

ARCO-IRIS. UN RELATO DE LORETO RODRÍGUEZ DE RIVERA. 2º E




Me desperté enfrente de un lago color turquesa, rodeada de vegetación con todos los tipos de verde que os podáis imaginar, verde cartujo, verde claro, verde oscuro… Todo parecía estar en perfecta armonía. Las diferentes especies de pájaros invadían el cielo cian.
Sentí que algo rozaba mis dedos del pie, al intentar hallar lo que me había provocado esa sensación, vi a un cuervo, un cuervo con un plumaje negro intenso, un negro que brillaba con la luz del sol, con un pico naranja; me miró a los ojos, y en ellos pude observar cómo su pupila color amarillo fuerte se iba haciendo más y más grande, fue en ese momento cuando supe que algo estaba cambiando. Un ruido estremecedor llenó todo ese maravilloso lugar, los animales comenzaron a corretear, los peces del lago saltaron, y sus escamas doradas, rosadas y plateadas brillaron con la luz que traspasaba las copas de los altos árboles, los pájaros revoloteaban a mi alrededor, las hojas de los árboles pasaron de verde a un amarillo verdoso, luego a un amarillo más oscuro, así hasta llegar a un rojo otoñal. Entonces lo vi, comprendí lo que estaba sucediendo, el otoño había llegado antes de tiempo, los seres vivos de este bosque no estaban preparados para ese cambio sin aviso previo. Me paré durante unos segundos, tenía que hacer algo, no podía dejar que toda esa belleza que yo había disfrutado en esos momentos se esfumara de repente, no podía permitir que los habitantes de ese lugar no sobrevivieran por un adelanto del otoño. No podía permitir que los colores del verano fueran remplazados por los del otoño cuando no tenía que suceder.
Entonces me puse manos a la obra, fui a hablar con el otoño. El otoño era de muchos colores, pero en el siempre predominaban los distintos tonos de amarillo, naranja y rojo. El otoño me contó que su llegada se debía a que el invierno había llegado al lugar donde se encontraba, y él no tenía más remedio que seguir con su ruta. Más tarde di con la respuesta a todo el cambio de estaciones.
 Las estaciones habían cambiado porque la contaminación estaba provocando el cambio climático, ninguna estación estaba donde tenía que estar, y todo por culpa de nosotros, los humanos, hemos creado una etapa en la que no sabemos lo que puede suceder, en verano hay lluvias tropicales en lugares donde nunca ha habido una, en invierno el sol brilla con su luz correspondiente a la del verano, y un gris claro predomina el cielo de las grandes ciudades.
Era una situación que había que parar ya, el tiempo se nos echaba encima, y la naturaleza se iba esfumando sin darnos cuenta. Decidí ir por todo el mundo contando esta historia para concienciar a nuevas generaciones que cuidar nuestro mundo es más importante que cualquier otra cosa, porque sin él, nada de esto existiría.
Esa es mi historia, la razón por la que hoy podemos disfrutar de todo lo que el mundo nos da, la razón por la que tenemos que seguir cuidando de la Tierra, la razón por la que los colores del arcoíris están más vivos; rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta son más bonitos que nunca; la razón por la que ahora los colores están dónde y cuándo deben estar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario