Tina era una chica muy alegre y divertida, siempre se estaba riendo. Pero un día, empezó a estar más deprimida, ya no se reía. Unos días después, dejó de quedar con sus amigas y empezó a quedarse encerrada en casa.
Tina se había obsesionado con la comida y había dejado de comer.
Tras unas semanas sin verla, Julia empezó a preocuparse, así que intentó localizar a Tina pero como no le respondía a las llamadas, decidió ir a buscarla.
Tras unos minutos, Julia llegó a la casa de Tina. Bajó de la bicicleta, y lentamente se acercó al porche de la casa.
La casa tenía mal aspecto, parecía como si nadie hubiese entrado ni salido en un mes, el correo estaba amontonado en el buzón, la madera crujía.
Tras unos instantes de duda, Julia avanzó por el porche hasta llegar a la puerta, entonces se detuvo. Llamó al timbre y esperó unos minutos.
De repente la puerta empezó a abrirse y Tina apareció en el umbral de la puerta. En aquel instante, Julia se quedó de piedra.
Tina tenía un aspecto horrible, tenía cara de tristeza y se había quedado excesivamente delgada.
Tina dejó a Julia pasar a su casa. Mientras Tina la dirigía al salón, Julia fue observando la casa, estaba un poco destartalada. Al llegar al salón, Julia se fijó en que estaba muy limpio y ordenado; además era el único lugar con luz. Ese era el lugar donde Tina pasaba la mayor parte del tiempo, y le gustaba tenerlo ordenado.
Al ver a Tina en ese estado, Julia decidió hablar con ella. Finalmente, consiguió que Tina volviera a ser la de antes."
FIN
